miércoles, 26 de febrero de 2014

Producciones de cine: La Pizarra / Luna Papa

De coproducciones cinematográficas poco usuales, y no necesariamente de alto presupuesto, se puede esperar productos muy dignos, tales como la primera obra de una veinteañera iraní, o una comedia dramática con tintes surrealistas en que participaron ocho países. Recomendables ambas:

La Pizarra (Samira Makhmalbaf)

La Pizarra cuenta las tribulaciones de unos maestros de escuela que se proponen alfabetizar a los ahora nómadas de las montañas de Kurdistán. Dirigidos con escaso presupuesto por una iraní de veinte años, estos personajes interpretados por actores no profesionales pueden parecer, a nuestros ojos occidentales, como autistas -hacen oídos sordos y raramente miran a los ojos-, si bien con este carácter se refleja muy bien el sufrimiento y la paciencia de los maestros, quienes persiguen sin descanso a unos niños porteadores de mercancías robadas por los senderos de la montaña, y por otro lado a los ancianos que buscan la frontera para regresar a sus pueblos. En un ambiente árido y dramático donde no vemos más que montañas, los maestros parecen pájaros incapaces de levantar el vuelo con sus alas de madera, esas grandes pizarras cargadas a sus espaldas. Ante la miseria, la vida toma otro sentido, y así, son capaces de casarse, sin testigos ni mayor ceremonia, haciendo un alto en el camino, para poder comer unas nueces tras ofrecer como dote cuanto llevan encima, que es poca cosa; una pizarra, por ejemplo.

Luna Papa (Bakhtyar Khudojnazarov)

En esta coproducción a ocho bandas se narra la cruzada de una joven que, embarazada a su pesar, no puede explicar muy bien cómo quedó en estado. Ayudada por su padre y su hermano, probablemente la familia más bruta del pueblo, buscan al padre del niño que va a nacer. Aun con ese espíritu dramático, el metraje está repleto de toques de un humor muy peculiar que no se basa en los clichés más manidos del cine, y es casi caprichoso en ocasiones, como el hecho de que el actor de una compañía ambulante de teatro robe ovejas planeando a ras con una avioneta, o al presentar al hermano de la protagonista en su recién adquirida locura, ya que se cree un bombardero y va causando destrozos por dondequiera que pasa. Con todo, persiste el drama ante unos gags con violencia incluida, en una película ambientada mediante sugerentes y coloridos planos para recreo de la vista. El final, tan surrealista como se pueda imaginar.

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